Miguel era aquel niño de Orihuela
Cuidaba cabras en la verde sierra
Jugaba haciendo hoyos en la tierra
Y poco tiempo pudo ir a la escuela
Entre las blancas llanuras y encinas
Miguel pensativo sólo escribía
Las cosas que de la vida aprendía…
Tanto en el campo, como en las esquinas
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Él tenía que ayudar a su padre
Ordeñando con tesón y cautela
Mientras volaba ya su fantasía
Llevaba nubes de leche a su madre
manjares para la humilde cazuela
¡Mientras clamaba al viento su poesía!
¿...Y quién le iba a decir a Miguel Hernández que,a cien años de su nacimiento,España entera lo recordaría, recitando sus profundos y sentidos poemas,que a todos nos emocionan...?
ResponderEliminarMuy sencillo y bello,Victoriana...!!
Mi gratitud por compartir y mi abrazo inmenso,amiga.
M.Jesús
Una poesía con la ternura propia de un niño y para un niño y para todos los niños. Preciosa poesía. Un saludo cariñoso.
ResponderEliminarGracias querida María Jesús por tu apoyo constante.
ResponderEliminarUn beso.
Amigo Fernando gracias. Tú si que eres un gran maestro. Trataré aprender de tu gran tesón y el buen arte que tienes para escribir.
ResponderEliminarRecibe mi abrazo de letras.
Gracias Fernando. Tú si que eres un gran maestro, trataré de aprender de tu gran tesón y del buen arte que tienes con las letras.
ResponderEliminarMi abrazo sincero
Lindo homenaje y precioso final.
ResponderEliminarMi abrazo cordial y gracias por tus palabras siempre llenas de ternura en mi espacio.
Victoriana, la sencillez es lo más bonito que hay y Miguel Hernandez la personalizó.
ResponderEliminarTu poesía es grande por ello mismo.
Un abrazo sincero
Cierto que el conocimiento de la palabra en más medida nutre la poesía, pero ella no sabe de orígenes ni clases sociales; este hombre es la prueba de ello. Muy bonita tu poesía, me gusta mucho. Besos
ResponderEliminarGracias a todos por pasar por mi blog.
ResponderEliminarUn abrazo
La niñez marcó al poeta,
ResponderEliminarla intolerancia a su vida,
tuvo una infancia discreta
que entre los versos nacía...
Tu pluma, ávida y presta
remarca con alegría
las vivencias de su infancia
en una bella poesía.
Gracias por tu correspondencia
y por tu enorme corazón.
Vine a dejarte mi abrazo...