



Mirar sus rostros
Encoge el alma,
Afrontar sus carencias
Es fruto de esperanza.
Vidas cual campo en erial,
Tiernas primaveras del gris invierno
Inocentes cual limpio manantial,
Vidas sin cauce ni retorno.
Prívate de algún capricho
Tiéndeles una mano,
Nacerá una sonrisa
En tan inocentes labios.
Ábreles tu corazón,
Acógelos a tu lado,
Y serás poseedor
Del tesoro más preciado.
Despréndete de muy poco
Y será grande tu ayuda.
¡Que pena que pasen hambre
Esos ojos de ternura!
Que mundo tan distinto
El que nosotros tenemos,
Somos ricos día a día,
Y no lo reconocemos.
Las mujeres como madres,
Nos humilla la miseria,
No queremos que esos niños
Sufran horror y carencia.
De que sirve el poder,
Si el lucro supera
El dolor y las lágrimas,
La maldad y la guerra.
Por ello os pido a todos
Generosidad con esa tierra
En este mundo cruel
¡Pongamos la primera piedra!
Victoríana Díaz